Si buscamos en la literatura o en los libros de crianza
podremos encontrar que el entrenamiento para sacar los pañales se logra entre
el año y los tres años del niño a más tardar, en teoría. ¿Qué pasa cuando este
hito no se logra sortear de acuerdo a lo esperado?
Esta es mi
historia, esta es mi experiencia.
Muchas personas dan por hecho que a los 2 años y medio, a
todo dar a los 3 un niño ya debiera
controlar esfínter y por ende no utilizar pañales. En los colegios y en muchos
jardines infantiles el logro de este hito es un “must” a la hora de aceptar
postulantes.
¿Pero qué pasa si mi hijo no lo logra? ¿No podrá entrar al
colegio? ¿Qué pasa?
He decidido contar mi historia ya que luego de mucho
investigar y buscar ayuda por distintos lados, me di cuenta, de la importancia
de la red de apoyo entre madres que estamos en la misma.
Mis hijas mellizas, fueron prematuras y gracias a Dios no
tuvieron importantes secuelas a la hora de nacer. Los hitos del desarrollo como
el gateo, el caminar y el lenguaje demoraron un poco en llegar, pero llegaron unos
pocos meses después del común de los niños, es decir nada tan importante,
bancable absolutamente.
El problema comenzó cuando quise entrenarlas para dejar los
pañales. Por alguna razón, que aún no comprendo del todo, mis hijas tenían
pavor de sentarse en la pelela o el wáter, eran llantos y gritos de terror
frente a esta situación. Lo primero que pensé es “no están preparadas para el
control de esfínter”, por tanto decidí volver al pañal y esperar unos meses.
Pero esta reacción de fobia y terror a la pelela y el wáter nunca cambió.
Lograron controlar esfínter a los 2 años y medio, pero no lograron dejar el
pañal.
Qué hago, A quién
pido ayuda. Como psicóloga y además con muchas amigas entendidas en el tema,
comenté el caso y las respuestas eran : Tranquila, es sólo cuestión de tiempo, debe
ser que aún no están preparadas o tal vez necesiten entrar al jardín para
imitar a los otros niños. El tiempo corría en nuestra contra ya que se acercaba
la hora de tener que entrar al jardín y este hito parecía ser una condicionante
para poder iniciar esta etapa.
Así llegamos a los 4
años de ellas. Entraron a un jardín maravilloso, donde las parvularias
comprendieron perfecto el que estas niñas ocuparan pañales, asique nos pusimos
en campaña en conjunto con el jardín para sacarlos. Pero para mi sorpresa mis
hijas seguían sintiendo terror por el wáter y la pelela. Mis hijas no estaban
interesadas en imitar a sus compañeritos de colegio que sí iban al baño, el
temor era más grande. Después de varias batallas, logramos que ellas hicieran
pipi en las pelelas, pero por ningún motivo harían sus deposiciones ahí, ni
menos en el wáter.
Y ahora qué?
Comenzó mi vagar por psicólogas infantiles, que para mi
sorpresa no tenían mucha experiencia en el tema. Parecían estar sorprendidas
con la situación y después de un número de sesiones llegaban a lo mismo que
había llegado yo como mamá, impotencia, ansiedad, desesperación. Mis hijas no
querían defecar en la pelela ni en el wáter y quedábamos 1-0 frente a ellas.
Comencé a darme cuenta que el tema sería menos fácil de lo
esperado. Empecé a leer y buscar información acerca del tema, encargué libros
fuera de chile de especialistas en entrenamiento de pañales en múltiples, de
entrenamiento para sacar pañales en niños con dificultades mayores, por
supuesto todo en inglés, porque en español no hay nada. Leí mucho, intenté
muchas estrategias, tapicé mi casa de carteles acerca de cómo ir al baño, los
pasos a seguir, prometimos premios de todo tipo…pero finalmente seguíamos
igual.
Por estas
casualidades de la vida llegué a una mamá que había tenido la misma experiencia
que yo con uno de sus hijos. No lo podía creer, fue como encontrar agua en medio
del desierto, por fin alguien que
hablara mi mismo idioma, que pudiera comprender mis angustias, mis temores,
todo. Fue en este momento cuando entendí que este sería un proceso largo, que
las cosas no serían en el tiempo que yo quería, ni en el que los demás
esperaban. Cada cosa a su tiempo. En el caso de la mamá con la que hablé su
hijo logro soltar el pañal y usar el water recién a los 8 años después de más
de 1 año de psicoterapia. Y yo que pensaba que en un mes o dos estaría ok.
Fue tremendamente sanador y esperanzador encontrarme con
esta mamá, es por esto que decidí escribir esta columna. Por si en algún lugar
hay alguna mamá, en similares condiciones, que sepa que no está sola, que
habemos más, que el camino no es fácil, pero que no tiene por qué ser tan
solitario. La tribu a mi modo de ver es elemental, no sólo en estos casos, en
la vida.
Hoy después de
varios meses de pausa en la búsqueda de una tratante para mis hijas, encontré
una nueva terapeuta en la cual confío. Sé que esto no será cosa de meses, sé
que de seguro entraran al colegio sin haber resuelto esto, pero estamos en
camino de lograrlo. Hoy mi paciencia es más grande, mi capacidad de aceptación
ha crecido en el amplio sentido de la palabra. Mis hijas han sido y están
siendo mis mejores maestras.
(Columna escrita para página web mamadre.cl)
(Columna escrita para página web mamadre.cl)
No hay comentarios:
Publicar un comentario